sábado, 5 de marzo de 2022

Recuerdo tener un bajo violín… nunca supe donde lo conseguí… lo cierto que que en san Benito al no poder tocar la batería tocaba el bajo… y como no sabía tocar nada y le tenía espanto a la música armónica… o sea… ala música que no fuera rítmica… igualmente tocaba el bajo… digitaba esos ejercicio… que vaya a saber de donde los saqué… cromáticos con los cuatro dedos en el mi… luego en la… así hasta el sol… de arriba abajo… para adelante y para atrás… luego seguí tocando el bajo… dejé la batería… la vendí a un conocido de mi hermano que vivía por bogota y campichuelo… que decía que lo que tocaban los weather era malo… no era jazz… era algo menor… luego le saque los trastes… y rellene los surcos con una masilla… y luego cuando compre o no se donde  conseguí otro bajo que fui mejorando día a día… se lo regalé a un pibe que conocía que trabajaba en el quiosco de revista del padre en santa fe y Anchorena… luego, cuando cobré mi primer sueldo en la caja, allá por julio agosto del 83, sekine, un luthier que vivía en avenida del trabajo y Emilio mitre mi hizo un mueble jazz bass, le puse micrófonos di marzio, clavijas schaller y puente schaller… todavía lo tengo… va a cumplir 40 años… es el mejor bajo que tuve y que tendré…

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